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Periodismo de calidad en la era digital

“Antes de entrevistar a un traumatizado, hay que darle tiempo”

Muchos periodistas olvidan, lamenta la psicóloga colombiana Marta Murillo, que las personas traumatizadas son seres vulnerables. Si se quiere evitar hacerles más daño y si se desea obtener respuestas realmente acertadas, el entrevistador debe ser paciente, escuchar con atención y percibir las señales que emite el entrevistado.

No existe un catálogo estructurado de reglas para aplicar en estos casos, pero sí ciertos principios a los que acogerse, que Murillo nos revela.

DW Akademie: ¿Qué debería tener en cuenta un periodista cuando planea entrevistar a una persona que ha sufrido un trauma?

El Dart Center for Journalism and Trauma publicó hace algún tiempo un manual cortito sobre este tema que puede ser de utilidad. Pero, más allá de eso, desde un punto de vista psicológico el periodista ha de saber que va a hablar con una persona frágil y mentalmente muy confundida, que a lo mejor dice una cosa y media hora más tarde otra, que necesita tiempo y que puede ser retraumatizada y manipulada con mucha facilidad.

¿Existen diferentes tipos de trauma?

No hay categorías de trauma. Lo que hay son periodos de tiempo desde que la persona pasó por la experiencia traumática. Algunas víctimas muestran una vivencia traumática tardía y otras cercana, eso depende de cada cual. Pero seguro es que, inmediatamente después del trauma, nadie, absolutamente nadie está en condiciones de hablar de ello.

¿Hablar no ayuda?

No. Esa idea está muy extendida, pero las investigaciones demuestran todo lo contrario. Lo primero que necesita la víctima es reorganizar sus ideas y digerir sus emociones, y el apoyo de la gente más cercana.

Y no que un extraño le haga preguntas…

Exacto. El periodista llega a la víctima normalmente cuando ésta se encuentra todavía inundada de dolor y ansiedad. En ese momento lo que menos quiere es que le pregunten, exponerse a revivir lo sucedido al contarlo.

Voy a decir una cosa que tal vez sea dura para el periodista, pero no estoy de acuerdo con que se le ponga el micrófono en la boca a quien acaba de sufrir una experiencia traumática. Así no se consiguen entrevistas confiables, porque en ese momento la persona no tiene la mente lúcida, y además no sólo puede ser retraumatizante, como decía, sino también peligroso.

Por ejemplo, hace poco, recibí a una adolescente de 14 años que fue violada aquí, en una calle en Bogotá. Cuando sus papás la llevaron al hospital, llegó la policía y un periodista y empezaron a interrogar a la niña, que no estaba preparada. Le preguntaron por qué pasaba por esa calle, y ella contestó que ésa era la calle por la que siempre volvía de la escuela. Dijo la hora de salida y el nombre del colegio. Ésa es una información que nunca debería haber dado, pero sobre todo son preguntas que el periodista nunca le debería haber hecho.

¿Qué recomienda entonces?

Contactar a la persona unos días después, dándole tiempo para recuperarse, estar en calma y pensar muy bien si quiere o no conceder la entrevista.

Pero, aún así, ¿cómo puede saber el periodista que ha pasado el tiempo necesario?

Preguntando. Una cosa fundamental, y eso lo dice también el Dart Center, es que hay que informar muy bien al entrevistado acerca de la entrevista: dónde se va a publicar, quién la podría leer, cuáles podrían ser las implicaciones… Hay que preguntarle si ha pensado en que tal vez lo que diga le pueda traer problemas con personas de su entorno, de su familia, e indicarle qué cosas se quieren saber de él: ‘Me interesa esta información, ¿querría usted dármela?’ o ‘¿le importa si hablamos de…?’.

Es responsabilidad del periodista asegurarse de que la persona está preparada, de que se siente tranquila, de que es consciente de la información que va a hacer pública. Llevar a cabo una preparación previa a la conversación es muy importante.

Digamos que ese proceso ya ha tenido lugar, ¿qué aconseja para la entrevista en sí?

Que la víctima sienta siempre la cercanía, el apoyo y la sensibilidad del periodista, y que tenga un vaso de agua a mano, porque las personas traumatizadas se deshidratan. Lo mejor es que la acompañe alguien de confianza- si es menor, un adulto debería estar presente- y si el periodista nota que se agobia, empieza a respirar fuerte y quiere interrumpir la entrevista, que eso se respete inmediatamente.

Después, yo creo que en el caso de personas traumatizadas el periodista debería mostrarles lo que va a publicar y consultarles antes por si prefieren que se elimine algo.

¿Puede una pregunta mal plateada hacer fracasar una entrevista?

Por supuesto. Si en una entrevista el periodista invade completamente la intimidad de la persona, ésta se puede bloquear y boicotear la conversación.

¿Es mejor llevar a cabo este tipo de entrevistas por partes?

Sí, es lo ideal.

¿Qué diferencia existe para la persona traumatiza entre hablar con un psicólogo y hablar con un periodista?

Una fundamental, y es que sabe que las respuestas que le da al psicólogo no las va a conocer absolutamente nadie.

Entrevista: Luna Bolívar

Date

abril 10, 2011

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