“Internet animó a Primavera Árabe, pero no la coordinó”
Prácticamente, no hay discusión acerca de la Primavera Árabe en la que no se mencione la “Revolución Facebook”. La influencia de los medios sociales en lo acontecido en el norte de África es un tema recurrente. Sin embargo, pocas veces supera este debate la pura especulación. Para su trabajo de fin del máster International Media Studies, que organiza DW Akademie, Eira Martens decidió analizar científicamente el asunto, llegando a interesantes conclusiones.
DW Akademie: Usted que ha estudiado a fondo lo sucedido, ¿diría que Twitter y Facebook contribuyeron a la caída del régimen de Hosni Mubarak en Egipto?
Eira Martens: Yo diría que sí. Los resultados de mi investigación apuntan a que Twitter y Facebook jugaron un papel destacado en la movilización contra Mubarak. Esto no quiere decir que la revolución no hubiera tenido lugar sin los medios sociales. La mayoría de los ciberactivistas a los que entrevisté para mi trabajo coincidían en que, tarde o temprano, el régimen habría caído igualmente.
Pero las nuevas tecnologías propiciaron que una protesta que en principio era muy pequeña creciera rápidamente. En el caso egipcio, Facebook especialmente aceleró el proceso. El Arab Social Media Report refleja como el número de usuarios de Internet aumentó significativamente a lo largo del año anterior a la principal ola de manifestaciones.
¿En qué se diferencia su trabajo de otros publicados sobre este tema?
En que el mío es más cualitativo que cuantitativo. En los últimos años se ha escrito mucho acerca de los medios sociales y su influencia en el devenir político. ‘Ciberoptimistas’ y ‘ciberescépticos’ discuten apasionadamente sobre las ‘revoluciones Twitter’ y las consecuencias de Facebook. Yo quería contraponer a estos debates, que casi siempre se desarrollan en los medios de masas y cuyo contenido es altamente especulativo, datos empíricos.
Las estadísticas de usuarios y los análisis de Red demuestran con relativa claridad la importancia de ciertas herramientas digitales en la gestación de la subversión. Ya antes de mi trabajo existían indicios que apuntaban a que los medios sociales podían haber sido relevantes en el ámbito organizativo y en la formación de una identidad. Yo quise profundizar en estos aspectos y descubrir por qué y cómo en un país como Egipto se habían servido los ciudadanos de las redes para movilizar y llevar a cabo sus protestas.
¿Qué metodología eligió para ello?
Opté por entrevistar a expertos –ciberactivistas implicados en la revolución- y aplicar el principio metódico del análisis cualitativo del contenido, desarrollado por el sociólogo Philipp Mayring. Sobre una base teórica y partiendo de una pregunta inicial establecí un hilo conductor a seguir durante esas conversaciones.
¿Y qué descubrió acerca de la relevancia de los medios sociales en la creación de una identidad colectiva?
Que fueron sobre todo las fotos y los videos los que contribuyeron a que se estableciera esa identidad, o más bien lo que podría definirse como un lazo solidario. Sobre todo las pruebas de la brutal actuación policial aumentaron la disposición de los ciudadanos a salir a la calle y a asumir el riesgo de ser heridos o incluso asesinados. Al tiempo que crecía la ira, disminuía el miedo. Y esas imágenes se propagaron principalmente a través de Facebook y otras herramientas como YouTube o Flickr.
En general, los medios sociales contribuyeron a que los egipcios se sintieran parte de un movimiento y se atrevieran a dar el paso de abandonar en colectivo el mundo digital para irrumpir en el analógico, es decir, en los espacios públicos de El Cairo y las demás ciudades.
¿Tuvo Internet tanta importancia en la organización de las protestas como a menudo se le atribuye?
Decisivas a la hora de coordinar las manifestaciones durante los momentos clave fueron en primer lugar las organizaciones de ‘carne y hueso’ ya existentes, como por ejemplo los Hermanos Musulmanes. Algunos de los expertos con los que hablé estaban incluso convencidos de que los medios sociales condujeron más bien al caos y la anarquía, lo que desde el punto de vista de los activistas no siempre es algo negativo.
Las funciones de Facebook y otras plataformas deben entenderse de manera diferenciada. Estos portales animan a los ciudadanos a participar activamente en el cambio político, pero a la hora de coordinar la protesta a largo plazo, definir objetivos comunes y lograr una estructura eficiente su valor es bastante limitado. Hay que separar, por lo tanto, la tarea de aglutinar y extender de la de organizar.
En cuanto a Twitter y Facebook, ¿cabe también una diferenciación? ¿Es distinto el uso que se hace de estas herramientas?
Sí. Valorar cada medio por separado es una cuestión fundamental. Las mismas características técnicas hacen que se usen para fines diferentes. Mientras que a Facebook se recurrió principalmente para el intercambio de material audiovisual, la creación de grupos y la discusión, Twitter, al menos en Egipto, tuvo funciones más logísticas, como intercambiar consejos sobre el modo de protegerse del gas lacrimógeno.
Twitter permitía además compartir información a tiempo real y dar a conocer rápidamente lo que estaba sucediendo en las calles. Los manifestantes podían así reaccionar y evitar los bloqueos o los ataques de las fuerzas de seguridad. Si Facebook llegaba a nivel nacional a un grupo grande de ciudadanos, a Twitter recurrían los activistas más combativos y su alcance superaba las fronteras del país.
Usted ha conversado con ciberactistas egipcios, ¿qué clase de personas son?
En concreto, entrevisté en El Cairo a diez expertos en medios sociales que habían tomado parte en las protestas tanto desde las calles como desde la Red. Casi todos eran jóvenes -25 años de edad media-, profesionales y de creencia musulmana. Entre ellos se encontraban el gerente de uno de los principales portales de Internet, el director de una ONG pro derechos humanos… También conversé con un periodista de un canal de televisión privado y una redactora de un periódico estatal, lo que me permitió sacar conclusiones acerca del sistema mediático egipcio en su conjunto.
¿Había líderes dentro del movimiento de protesta?
Curiosamente, no hay unidad con respecto a eso. Hay quien dice que no, que no son necesarios porque la igualdad en la organización y las formas de comunicación de los grupos de Facebook es lo que distingue a estas plataformas. Y otros opinan que sí los hubo. En lugar de personajes estilizados por los medios fueron bloggers, artistas e incluso algunos miembros de la Kifaya http://es.wikipedia.org/wiki/Kifaya . Los mismos activistas con los que yo hablé podrían considerarse líderes pero ellos no se ven como tales.
¿Qué relación mantienen los medios tradicionales y nuevos en Egipto?
En Egipto se llegó a un verdadero intercambio. Los medios tradicionales, tanto nacionales como extranjeros, recurrieron con frecuencia al contenido difundido en Internet. Al mismo tiempo, el poder de influencia de los medios sociales dependió en gran medida de la televisión y los periódicos, ya que estos continuaron siendo la principal fuente de información para un amplio espectro de población.
Del bloqueo de cinco días al que fue sometida la Red durante la revuelta egipcia se hacen dos lecturas. Por un lado, no calmó la protesta: la gente siguió saliendo a las calles, lo que para algunos es la prueba de su peso limitado. Por el otro, hay quien opina que fue precisamente la indignación ante esta medida lo que lanzó a muchos a las plazas.
En cuanto a la valoración ciudadana cabe decir que, mientras la cobertura internacional se percibió como parcial, a Facebook y compañía se les concedió una credibilidad bastante alta, aunque no en exclusiva ya que lo publicado por diarios como ‘El Shourouk’, ‘Al Masry Al Youm’ y ‘Al Doustour’ se consideró igualmente fidedigno.
Eira Martens estudió Ciencias Sociales y Económicas orientadas a la Comunicación y las Relaciones Internacionales en la Universidad Friedrich Alexander de Erlangen-Núremberg (Alemania). Tras trabajar para diversas organizaciones no gubernamentales en Alemania, Australia, el sureste asiático y América Latina y como asesora en Nicaragua de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional, cursó el máster International Media Studies. Actualmente, Martens apoya el estudio del desarrollo mediático ejerciendo de asistente de investigación en DW Akademie.
Entrevista: Steffen Leidel
Traducción: Luna Bolívar