“Trabajo estrechamente con mis seguidores en Twitter”
Andy Carvin es diseñador de estrategias en la emisora pública estadounidense National Public Radio (NPR). A sí mismo se describe como “DJ de la información a tiempo real y periodista ocasional, pero no como un gurú de los medios sociales”, puntualiza después de que yo lo definiese de tal manera.
Y aún así, Carvin se mueve en las redes como pez en el agua. Sus cuentas cuentas de Internet no las usa sólo para recibir y propagar datos, sino también como herramienta de verificación.
En Twitter le siguen ya más de 90.000 personas, muchas de ellas porque confían en su cobertura sobre de Oriente Medio, una región con la que se mantiene en estrecho contacto. Su libro Distant Witness está dedicado al modo en que la Primavera Árabe revolucionó el periodismo. La obra de Carvin no es sólo convincente, sino que está también entrelazada de fascinantes tuits y otorga una buena prueba de lo que es posible hacer con el periodismo ciudadano.
Por la irrupción de aficionados en el negocio informativo y acerca de lo que siente siendo una “máquina de verificación viviente” le preguntamos en la siguiente entrevista.
DW Akademie: ¿Cómo describiría usted el periodismo ciudadano?
Andy Carvin: Creo que el periodismo ciudadano consiste en informar acerca de hechos o difundir noticias comunicadas o creadas por personas que no son profesionales.
¿Qué ha hecho necesaria esta actividad?
Los periodistas profesionales han perdido el monopolio sobre la información. Los avances en la tecnología digital hacen cada vez más fácil a los aficionados contar hechos antes de que llegue la prensa. Algunas historias en algunos lugares del mundo carecen de periodistas profesionales que las cubran. Y el periodismo ciudadano enriquece la profesión: le aporta nuevas perspectivas, nuevas fuentes, nuevas ideas.
Desde finales de 2010, su lista de seguidores en Twitter se ha incrementado considerablemente. ¿Por qué cree que la gente confía tanto en lo que dice sobre Oriente Medio?
Estoy convencido de que mis seguidores en Twitter tienen diversos motivos para querer leer lo que escribo. En la mayoría de los casos, me imagino que es porque les parece interesante.
¿Qué papel juega Twitter en sus investigaciones?
Lo más interesante que ofrece Twitter, bajo mi punto de vista, es la posibilidad de encontrar ‘expertos’ diferentes a los que suelen citar los medios convencionales. Las personas que aparecen mencionadas en las noticias, por ejemplo, sobre Siria son casi siempre las mismas. Yo prefiero recurrir a quien sé que conoce la zona (nacionales, familiarizados con la cultura local, que saben quiénes son los políticos, etc.). Muchos de mis seguidores me han ayudado a traducir contenido, descifrar acentos, situar lugares… También hay voluntarios que colaboran conmigo en la identificación armas, pistas de aterrizaje, rutas de navegación. Quizás no sean expertos en el sentido clásico pero en mis investigaciones resultan imprescindibles.
Columbia Journalism Review ha dicho de usted que es un “sistema de verificación viviente”, ¿cómo hace para comprobar la información que le llega?
Como mencionaba, trabajo codo a codo con mis seguidores en Twitter. Si recibo o dispongo de un video, por ejemplo, ellos estudian hasta el último detalle: la forma de hablar, los edificios que se ven en el fondo, las condiciones meteorológicas, las indicaciones temporales, etc. Y también me ayudan a descubrir fotos manipuladas con Photoshop.
Usted ha usado el crowdsourcing para seguirle la pista a historias falsas como la de las armas israelíes que supuestamente estaban siendo utilizadas contra ciudadanos libios o el engaño de “Gay Girl in Damascus”. ¿Cómo describiría este método?
Crowdsourcing significa simplemente colaborar con la audiencia. Por lo general, no es más complicado que eso.
Entrevista: Rachel Baig
Traducción: Luna Bolívar