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Periodismo de calidad en la era digital

“Cuando los periodistas colaboran, surgen cosas muy reveladoras”

Los avances introducidos en el campo de la información hacen tambalear viejas premisas. De eso está convencida Giannina Segnini, periodista de investigación del diario La Nación de Costa Rica.

El refrán “los árboles no dejan ver el bosque” ha perdido validez en la era del periodismo de datos, dice Segnini, una de las referencias mundiales en este ámbito. Hoy en día, existe una multitud de perspectivas desde las que enfrentar una investigación, sostuvo durante el encuentro mediático Global Media Forum, organizado por DW en Bonn. El “data journalism” facilita por un lado la asimilación del tema en toda su amplitud (bosque). Y, al mismo tiempo, permite considerar hasta el mínimo detalle (árboles).

Segnini amplió su equipo de investigación hace tres años para dar cabida en él a programadores. Desde entonces, el análisis de bases de datos practicado en el rotativo ha puesto en graves apuros a más de un personaje importante del país. Atención internacional le trajo al grupo su último trabajo, cuando a petición del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) desarrolló una aplicación que ha tornado accesibles para el gran público los archivos del llamado caso Offshore Leaks.

El ICIJ recibió un disco duro que contenía cerca de 2,5 millones de datos. Durante meses, 100 periodistas de 58 países estudiaron conjuntamente información que conducía a dudosos paraísos fiscales en todo el mundo. En la base de datos ahora publicada, los usuarios pueden visualizar las interrelaciones comerciales de más de 100.000 empresas fantasma, fundaciones y compañías que han operado al margen de las obligaciones con el fisco.

Esta tarea hizo que Segnini y sus compañeros se sintieran como restauradores, encargados de reconstruir una obra de arte dañada, cuenta la periodista. La base de datos se encontraba en completo desorden, muchos nombres se repetían, habían un sinfín de abreviaturas, errores ortográficos y cerca de 320 tablas a relacionar entre sí.

DW Akademie: Gianinna, el caso Offshore Leaks ha demostrado que un solo medio no basta para enfrentarse a los datos cuando estos llegan en cantidades ingentes, ¿se requiere más colaboración internacional en el periodismo?

Giannina Segnini: Totalmente. El ‘crossborder journalism’ es hoy más necesario que nunca. La economía se ha globalizado, el crimen organizado se ha globalizado, y también el periodismo debería globalizarse. Offshore Leaks demostró que si más de cincuenta equipos periodísticos trabajan juntos, pueden salir a la luz cosas muy reveladoras.

Pero organizar ese trabajo conjunto seguramente no fue fácil…

No, no lo fue. Coordinar el tiempo y el uso, el tratamiento diferente que se le dan a los datos de un lugar a otro, fue complicado. Pero funcionó y seguirá funcionando.

Después de la experiencia, ¿qué cosas cree que podrían mejorarse?

Necesitamos una plataforma que sea segura, a través de la cual periodistas de todo el mundo podamos compartir bases de datos. Ésa ha sido mi sugerencia a una serie de organizaciones internacionales. Algo así como una red social, como Facebook, pero a la que se puedan subir bases de datos y que me alerte si un colega en Sudáfrica o en cualquier otro rincón del planeta cuelga algo relevante para mi base de datos.

¿Qué repercusión esperan que tenga la base de datos que han construido ustedes para Offshore Leaks?

Con ella, los datos dejan de ser de uso exclusivo del periodista para formar parte del acervo colectivo. Decimos: ‘esto es lo que encontramos hasta el momento nosotros, los informadores’. Ahora todo el que quiera puede acceder a información y descubrir otros vínculos ocultos que probablemente no hemos visto.

La publicación del material, sin embargo, no está libre de controversia. Sobre todo la prensa alemana debate mucho el tema. Los compañeros del Süddeutsche Zeitung, uno de los periódicos que participó en la valoración de los datos, temen, por ejemplo, que las personas que aparecen en esos archivos puedan ser juzgadas antes de tiempo…

Eso depende de la legislación de cada país y yo entiendo que en Alemania es muy restrictiva y que hay una cultura muy fuerte de protección de la privacidad. Los datos, sin embargo, no contienen información sensible. Lo único que puede leerse en ellos son referencias a compañías y sus representantes. Todo lo sensible lo eliminamos nosotros mismos. Habían números de pasaportes, números de cuentas bancarias… pero lo que quedó son cuestiones básicas que en casi todos lados son públicas.

Offshore Leaks demostró igualmente que muchas veces los datos sólo pueden tratarse con ayuda de expertos informáticos, ¿significa eso que los periodistas van a tener que convertirse en programadores?

Eso es algo que no se puede forzar. Lo primero es la actitud: cualquier periodista que realmente tenga ganas y empiece en esto puede poco a poco ir ampliando sus conocimientos. Aún así, hoy por hoy es totalmente necesario que haya al menos un desarrollador por cada diez redactores. El medio de comunicación que no se acoja a esto perderá la estela de los demás.

A nivel internacional se está gestando una escena de desarrolladores muy interesante, ¿no sería ésa una buena fuente para nutrir a las redacciones?

¡Por supuesto que es una buena fuente! Es imprescindible que el periodismo entre en contacto con ese otro mundo del que normalmente está tan separado. De la combinación de periodistas y programadores salen cosas increíbles y hay muchas iniciativas para unir a los dos grupos, como la de Hacks/Hackers, que junta a periodistas, diseñadores y programadores en mismo solo lugar, ¡genial!

¿Pero cree que sus compañeros periodistas están realmente convencidos de la necesidad de que ese contacto se produzca?

No todos. Por eso tenemos que trabajar con los que lo ven y les gusta. El primer paso es perder el miedo. Algunos colegas se sienten intimidados. Muchas veces, los desarrolladores me dicen cosas que no entiendo. Entonces les pido que me las expliquen. Así es como se trabaja en equipo. No se trata de que el periodista se convierta en programador, no creo que ése sea el camino correcto.

¿Percibe que los lectores aprecian el trabajo que hacen?

La simpleza es la magia. No creo en esas visualizaciones súper complejas. Los lectores no quieren eso. Nosotros buscamos la manera más simple de plasmar nuestras historias. Siempre ofrecemos la opción de descargar para los pocos que se entretienen haciendo sus propios cálculos y gráficos. Pero el público en general lo que espera es que le cuentes una historia. No quiere verse navegando sin guía por un mar de datos. Y para poder responder a esta demanda tenemos que saber analizar y filtrar lo importante. Es lo que el periodismo ha hecho siempre: darle a la gente la información que busca. Y es lo que tenemos que seguir haciendo.

Entrevista: Steffen Leidel

Date

julio 3, 2013

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