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Periodismo de calidad en la era digital

“El periodismo de investigación es para el pueblo, no para las elites”

El peruano Gustavo Gorriti se formó en la revista Caretas, un magazín, cuenta, que durante los años de la dictadura de Alberto Fujimori practicó “un estilo bohemio pero intenso, tenaz, profundo de periodismo” y donde “si no tenías la mejor nota de todos los medios esa semana, la semana había sido una desgracia”.

En Caretas aprendió Gorriti lo que hoy sabe acerca del periodismo. El conocimiento adquirido se lo llevó consigo a IDL-Reporteros, la publicación dedicada al periodismo de investigación (PI) que dirige desde que ésta se lanzara en 2010 y que depende de IDL, una organización pro derechos humanos.

El pasado 25 de octubre, Gustavo Gorriti participó como conferenciante en una de las charlas del simposio Foro de Medios y Desarrollo (FOME), patrocinado por DW Akademie y celebrado en la sede de Deutsche Welle en Bonn. Esa ocasión la aprovechamos para conversar con él.

DW Akademie: Usted viene de Perú, un país en el que el PI ha jugado históricamente un papel político destacado

Gustavo Gorriti: Es cierto. Sin exagerar, podría decirse que de la resistencia a la dictadura de Fujimori fue en buena medida una guerra entre espías y periodistas de investigación. A lo largo de los años, el periodismo de investigación se enfrentó a desafíos muy grandes y tareas centrales en el Perú. Algunas las solventó muy bien, otras no tanto. Y coexistió con un periodismo en general que tenía puntos buenos pero en el que también existía poca capacidad profesional, incompetencia y sobre todo mucha corrupción.

¿Corrupción dentro del periodismo mismo?

Sí. Vladimiro Montesinos corrompió tan profundamente a buena parte del periodismo peruano, que se convirtió en la práctica en el mayor editor de la historia del Perú. A través de la prostitución de los dueños de canales de televisión, de varios diarios y de la principal radio, llegó a controlar totalmente sus líneas editoriales y a poder decidir qué salía y que no salía y cuándo. Adicionalmente sacó una serie de tabloides de ataque. Y fue uno de los primeros, porque estamos hablando de principios de los 90, que inició publicaciones en Internet, dedicadas al descrédito y al asesinato psicológico de opositores.

Sin embargo, al lado de ese panorama indignante hubo también algunos medios tradicionales -pocos pero ilustres- que se plantaron, confrontaron al gobierno de Fujimori e hicieron buen periodismo de investigación, como la revista Caretas.

¿Cómo ha cambiado el periodismo en Perú a lo largo de la última década, desde la caída del régimen de Fujimori?

Se han producido algunos cambios que siguen las tendencias mundiales. Aunque no con la fuerza con la que se da en Estados Unidos, la decadencia de los medios tradicionales ha llegado también al Perú. Los periódicos impresos tienen ahora comparativamente menos circulación y menos fuerza. Estos notan el recorte de costos, pero también están influidos por la herencia de Montesinos, que los llevó hacia el sensacionalismo, hacia la forma barata de la denunciología.

La televisión, sobre todo la de señal abierta, sigue siendo el medio fundamental y se ha tabloidizado por completo. Sus contenidos periodísticos, salvo en una o dos excepciones, son una desgracia. Cada noticiero es un festival virtual de sangre, vísceras y lágrimas. Y de nuevo aquí, aparte de ciertas tendencias mundiales, veo una persistencia de la influencia degenerativa de Montesinos.

Las radios, aunque no tienen la llegada de la televisión, sí son importantes. Hay radios comunitarias y emisoras vinculadas a ONG, que están por debajo del radar mediático, si se quiere, pero tienen incidencia. Éstas y los nuevos medios digitales, cuya penetración ha sido comparativamente alta, han demostrado ser lo suficientemente fuertes para contrarrestar a la prensa tradicional.

¿Y qué saben en IDL-R acerca del impacto real que tiene su trabajo?

Nuestra llegada es creciente y tenemos impacto, de eso no hay duda. La semana pasada sacamos un escándalo relacionado con un intento de tráfico de influencias por parte del vicepresidente de la República y gracias a eso logramos el mayor número de visitas de nuestra historia.

Las cifras no siempre se corresponden con las investigaciones más sustantivas, sino con aquello que es más mediático, que crea más alboroto y excitación. A veces los otros medios nos rebotan, como en el caso del vicepresidente, y otras nos tratan de encapsular, como cuando sacamos investigaciones sobre corporaciones con las que ellos están conectados.

Lo que sucede con nuestro medio es que nadie en el periodismo, la política, las instituciones fundamentales o la industria del país puede permitirse no leernos. Eso hace que haya un elemento cuantitativo que no está nada mal, pero también un elemento cualitativo que está mucho mejor.

Ésa es una tendencia que se observa con frecuencia: las elites sí leen la prensa de calidad, mientras que la masa opta por el tabloide. ¿Quedará el PI reducido a un periodismo para unos pocos?

Yo no me resigno a hacer un periodismo para las elites. El periodismo es para el pueblo, y a cuanta más gente llegue, mejor. Y yo creo que una buena narrativa, una narrativa apasionante y apasionada, siempre a va tener lectores. Por supuesto que hay quien prefiere la cosa más vulgar, eso ha sucedido en todos los momentos de la historia, pero incluso la vulgaridad, para poder resaltar, necesita su narrativa. Y si tú ofreces una capaz de transmitir que se están jugando destinos, tu público siempre será amplio.

Nosotros vamos tras las personas con poder, no necesariamente poder estatal, también poder corporativo. Y como nadie más se mete con ellos, eso mismo crea una tensión dramática que hace que mucha gente nos busque y nos lea.

Gustavo Gorriti acerca del desarrollo del periodismo

Gustavo Gorriti acerca del desarrollo del periodismo

Gustavo Gorriti acerca de Internet y el PI

Gustavo Gorriti acerca de Internet y el PI

Gustavo Gorriti acerca del PI

Gustavo Gorriti acerca del PI

Entrevista: Luna Bolívar

Date

octubre 31, 2011

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