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Periodismo de calidad en la era digital

Ética periodística en la Red

Algunos códigos de ética periodística son más largos que la Constitución de Estados Unidos, constata el gurú de Internet Dan Gillmor en un manual para bloggers y “ciber-disidentes” [PDF]. Pero, al final, todo se reduce a la esencial cuestión de transmitir confianza. El periodismo sólo tiene éxito -y logra sobrevivir- si a quien lo consume le resulta creíble.

La credibilidad va por lo general unida al mantenimiento de una serie de criterios de calidad y al respeto de ciertos principios éticos, y eso vale tanto para la prensa impresa como para la que publica en la Red. En lo básico, los interminables reglamentos de los que habla Gillmor podrían aplicarse del mismo modo al periodismo digital: los valores de la variante online de esta profesión no son distintos de los de su vertiente tradicional, recuerda The Online Journalism Review (OJR). Sin embargo, sí existen peculiaridades, que tratamos de resumir aquí a partir de lo que unos y otros refieren sobre el tema.

1. No plagies, ¡enlaza!

El enlazado es uno de los grandes aportes que el mundo digital ha hecho al periodismo. Antes, el redactor tenía que exponer la procedencia de sus datos si quería ser honesto con el lector y justo con la fuente. Eso le restaba espacio para contar, con lo cual las exposiciones solían reducirse al mínimo necesario. Ahora ya no hace falta que sacrifique reglones de su propia historia: con un simple enlace puede dirigir al usuario a la información mencionada, ponerla al completo a su disposición, demostrarle que no se ha sacado nada de la manga y de paso hacer que el autor original, de cuyo trabajo se beneficia, extraiga también algún provecho.

Así que, pide The Online Journalism Review: no robes, ¡enlaza!

Aunque, cabe no confundir: todo esto no significa que el enlazado se encuentre libre de controversias éticas, como ya demostró el libro Digital Dilemmas: Ethical Issues for Online Media Professionals. Si el enlace no supone de alguna manera un hurto y qué derechos ostenta el enlazado que no quiere ser objeto de enlace (porque, por ejemplo, pudiera aparecer citado en una página de contenido racista) son algunas de las cuestiones plantean los autores de esta obra, de la que OJR publicó un extracto.

2. Muestra tus cartas

“La transparencia es la clave”, constata el experto en periodismo digital Robert Niles. Uno de los cambios entre la “vieja” forma de ejercer esta profesión y la marcada por los nuevos medios es que la posición de los límites morales se ha desplazado. Cosas que antes se consideraban incompatibles con una cobertura ética se encuentran hoy dentro de lo aceptable, siempre y cuando no se oculten.

“Cuéntale a tus lectores cómo has conseguido la información y qué factores te han influenciado a la hora de decidirte a publicarla. Si tienes alguna relación personal o profesional con las personas o los grupos sobre los que redactas, descríbela”, indica OJR.

Por otra parte, en la época de las grandes corporaciones mediáticas existía una clara línea divisoria que separaba a los responsables de publicidad de los encargados del contenido. Al reducirse los equipos, y sobre todo si tras la web o el blog no se sienta más que una persona, el mismo periodista se ve obligado a ejercer no en pocas ocasiones de vendedor de anuncios. Esta tarea podría dejarse en manos de terceros, pero Niles no lo recomienda. Supondría una pérdida de dinero, opina. Y lo que a primera vista parece un conflicto de intereses, puede solucionarse siendo sincero.

Di “para quién trabajas y de dónde proceden los fondos que sustentan tu página”, aconseja OJR. Si escribes sobre tu empleador –que evidentemente te paga-, házselo saber al usuario incluso si firmas como anónimo. Nunca aceptes financiación de las fuentes que intervienen directamente en tu historia, y tampoco la pidas: búscala en otro lugar, continúa la revista. Y Niles añade: “déjale claro a tus potenciales anunciantes que lo que compran es espacio publicitario, y no cobertura editorial […] Déjale claro a los lectores a través del diseño qué es publicidad”.

Tanta exposición y claridad genera, sin embargo, un nuevo interrogante ético, apunta Dan Gillmor en su aportación al manual para bloggers: ¿hasta dónde hay que ser transparente? ¿Tienen los periodistas que convertirse en libros abiertos?  ¿Cómo de abiertos?

3. Corrobora la información

Se ha dicho ya cientos de veces, pero el hecho de que la Red dé acceso rápido y sencillo a infinidad de fuentes (Twitter, Facebook, páginas de todo el mundo y todo tipo) no exime al periodista de tener que llevar a cabo la misma labor de corroboración que realizaban -y realizan- sus colegas de lápiz y libreta. Es decir, comprueba que lo que citas tiene fundamento y que a quien citas merece la mención.

No obstante, también aquí se ha producido una transformación, reconoce Robert Niles: mientras que antes los medios tenían la responsabilidad social de ser ecuánimes y dar voz a todas las partes por igual, ahora que la mayoría de las partes pueden expresarse por sí solas usando Internet, la labor del reportero es ayudar al usuario a distinguir intereses, contextualizar la información y entender en medio del aluvión de datos. “Presenta tu historia de manera que esclarezca la verdad”, invita Niles.

4. Escucha a todos, también al usuario

Para poder distinguir la verdad y narrársela al usuario, tendrás primero que haber escuchado los distintos puntos de vista: tampoco en esto ha variado la profesión periodística.

Aún así, recuerda Dan Gillmor, practicar la imparcialidad se ha vuelto mucho más fácil gracias a Internet, como también resulta ahora más sencilla la comunicación con los lectores. De un comportamiento ético forma parte no sólo el atender durante la investigación de tu reportaje a las razones de cada implicado, sino también dejar “que la gente responda incluso si no estás de acuerdo”, apunta Gillmor.

“Reconoce tus errores y corrígelos lo antes posible; explica el fin del sitio e invita al público a debatir acerca de su contenido”, recomienda Cyberjournalist.net. El redactor, dice el portal en un listado de proposiciones éticas destinadas a bloggers, pero extensibles al periodismo digital, debe ser consciente de que lo que escribe puede causar controversia, y de que el informar no otorga “licencia para ser arrogante”.

5. Y continúa siendo independiente

“Ser independiente en la Red es fácil: basta con abrir un blog. Pero nadie debería creer que el poder económico o los gobiernos no van a ejercer presión sobre un blogger que trate de ganarse la vida con esto” , advierte Gillmor. Lo mismo vale para la prensa digital. Ningún periodista debería creer que, porque publica en Internet, serán menores los intentos de influencia externos. La batalla por la independencia la tendrá que seguir librando el periodista mientas haya alguien que lo lea.

Peter Hüllen/ Thorsten Karg/ Luna Bolívar

Date

noviembre 30, 2011

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