“Somos el cuarto oscuro de la fotografía digital”
¿Qué foto prefieres? ¿La original del rebelde libio enmascarado y su granada de mano, o un campo de batalla dramático, con grandes contrastes, en el que el destacan el gris y el rojo del cielo y el color del humo y la tierra?
Hoy por hoy, los fotógrafos disponen de infinidad de herramientas digitales con las que retocar sus imágenes: desde profesionales como Photoshop o Aperture a estándares como iPhoto o PicMonkey, por no mencionar los cientos de aplicaciones que existen para el celular.
Los nostálgicos echarán de menos el sonido del carrete, el olor del fijador y las horas de revelado. Pero lo cierto es que en los tiempos que corren modificar los elementos básicos de una fotografía, su ADN por así decirlo -exposición, saturación, contraste y sombras-, es tan sencillo como desplazar el cursor del ratón.
Sin embargo, no es lícito todo lo que es factible. Y considerando la multitud de preguntas éticas que acompañan a las nuevas opciones, el tratar fotografías no resulta a fin de cuentas tan sencillo como pudiera aparentar.
¿Cuántos cambios son permisibles para aumentar el impacto de una foto? Qué sucede si está sobreexpuesta u oscura, si el balance de blancos no es como debería… ¿dónde acaba la corrección estética de errores y comienza la falsificación del contexto o el significado?
En 2009, el jurado danés de Photo of the Year descalificó esta candidatura de Klavs Bo Christensen, argumentando que había ido demasiado lejos en la edición con Photoshop. Hubo también una polémica acerca de la foto ganadora del World Press Photo 2013.
Este tipo de cuestiones son el pan diario Claudio Palmisano, uno de los fundadores del laboratorio romano 10b Photography, al que envían sus piezas fotoperiodistas de renombre como Yuri Kozyrev, Francesco Zizolo and Paolo Pellegrin.
Aunque no siempre aparece mencionado en los créditos, 10b ha sido determinante en la concesión de muchos premios. La compañía se describe a sí misma como una “cámara oscura digital”. Por manipulación sólo se entiende aquí el jugar con los pixels, “es decir, reemplazar o clonar la unidad mínima de una imagen digital”, explica Palmisano. Con él hablamos.
DW Akademie: ¿Cómo describiría el papel de 10b en el procesamiento de fotografías?
Claudio Palmisano: Somos una ‘cámara oscura’ en el sentido puro. Adaptamos el procedimiento del cuarto oscuro tradicional a la labor con imágenes digitales. Los productos químicos, la ampliadora y los filtros son reemplazados por Photoshop, del mismo modo que la película ha quedado sustituida por archivos RAW.
Trabajamos codo a codo con los autores para lograr que la foto y lo que describe se acerque lo más posible a su visión. El diálogo entre el fotógrafo y nosotros es fundamental. Yo contemplo lo que hacemos no como un retoque sino como una mejora. Buscamos sacarle a la imagen todo su potencial, considerando sus limitaciones y fortaleciendo sus cualidades.
¿Cuál es el primer paso en el trabajo de edición?
Si conozco bien al fotógrafo y nuestra relación es larga, suelo empezar con un Droplet, un conjunto de acciones automatizadas en Photoshop que están cortadas a la medida de cada autor y cada historia.
Para las series sobre la Primavera Árabe de Yuri Kozyrev usé siempre el mismo Droplet. Eso te permite ajustar de manera rápida y eficiente el contraste, la saturación, las texturas y los colores de un grupo de fotos. Después de ese ‘repaso’ general, empezamos a editar las fotos una por una, detectando y perfeccionando volúmenes, detalles y símbolos.
¿Cómo hace para saber cuándo los retoques son excesivos y se manipula la realidad?
Las posibilidades de mentir se encuentran por completo circunscritas a las decisiones que ha tomado el fotógrafo en el momento de captar la imagen, al contenido de la misma y al uso que se haga de él.
Hay teorías que han tratado de definir el concepto del ‘overphotoshopping’. Existen puntos de vista sobre la edición digital conservadores o incluso reaccionarios, indiferentes y experimentales. En mi opinión, aspectos como la percepción del color son fenómenos muy relativos que permiten un amplio margen de acción. No obstante, considero que se sobrepasan los límites de lo aceptable si se modifica la relación entre los colores, es decir, si se varía sólo un tono, o si se altera el contexto de la imagen clonando, eliminando o añadiendo pixels.
¿Cuánto impacto cree que ha tenido la edición digital en el estilo fotográfico actual?
Mucho. Pero eso no es nada nuevo. Todo avance tecnológico ha influenciado en el modo de hacer fotografías. El daguerrotipo, el proceso positivo/negativo, la placa de vidrio, la emulsión de gelatina, el celuloide, la película de 35mm, el color, las cámaras digitales de segunda y tercera generación y los softwares de edición… Cada novedad ha introducido cambios y los seguirán introduciendo en el futuro.
Los fotógrafos que recurren a 10b, ¿han de seleccionar opciones en sus cámaras que les faciliten a ustedes la edición?
Yo siempre les recomiendo usar el formato RAW, pero nada más allá de eso. Si no es factible por algún motivo (como una conexión problemática a Internet), les pido que conviertan las imágenes de RAW a JPG siguiendo mis instrucciones, porque en ese caso es importante que opten por un espectro de color amplio y desactiven todos los ajustes preseleccionados.
Las imágenes publicadas en esta entrada han sido amablemente cedidas por 10b Photography
Entrevista: Guy Degen
Traducción: Luna Bolívar