El periodismo de datos y el futuro de la cobertura informativa
De exótico concepto a predilecto tema de discusión ha pasado en un periodo de seis meses el periodismo de datos. En algún lugar entre la infografía y lo multimedia se sitúa esta categoría informativa, que se gana cada vez más un sitio como propia y para la que 2011 podría ser un año revelador. Sobre el periodismo de datos, la neutralidad de la Red, la libertad de información, el open data (datos abiertos) y olas como la generada por Wikileaks escribe a continuación el experto Lorenz Matzat.
Las secuencias de comandos, las imágenes en movimiento, los podcast etc. no son más que la nueva versión de viejos formatos mediáticos. El periodismo de datos, por el contrario, apuesta íntegramente por unos archivos y una interactividad a los que sólo se accede a través de un navegador o de un App. El “data driven journalism” saca a relucir posibilidades que van más allá de la infografía clásica: no es únicamente investigación, sino también métodos de publicación; le abre a los lectores la puerta de las grandes bases de datos, que al mismo tiempo engarza en el contexto del periodismo clásico: cobertura informativa, trasfondo, análisis, reportaje.
Del tradicional CAR (Computer-Assisted Reporting), el periodismo de datos se diferencia en que el trabajo tiene lugar exclusivamente en el campo de la investigación. Al fin y al cabo, bajo este tipo de actividad informativa se entiende siempre la puesta a disposición de datos en estado puro, en el mejor de los casos de manera abierta, utilizando formatos que puedan ser procesados por ordenador y siguiendo el principio de los datos abiertos.
La publicación de los diarios de la guerra en Afganistán está considerada como el pistoletazo de salida al periodismo de datos. Guardian y NYT demostraron cómo procesar en línea decenas de miles de documentos. La segunda oleada- los diarios sobre Irak- sirvió de ejemplo de cómo estas redacciones fueron capaces de desarrollar artículos de datos a partir de formatos narrativos.
Los límites del periodismo de datos
Y con todo, la tercera ola, la publicación de los cables de las embajadas estadounidenses por parte de Wikileaks, marcó los límites del periodismo de datos. Mientras que la información militar estaba estructurada de forma clara y era relativamente fácil de tratar, visualizar automáticamente los con frecuencia detallados textos diplomáticos resulta complicado.
En cualquier caso, lo que está claro es que las grandes cantidades de datos van a ocupar cada vez más el centro de la cobertura informativa. Eso no sólo se debe a que aumenta el número de portales de filtraciones.La extensión del “open data” y del “open goverment” durante el pasado año arrojan un indicador mucho más importante acerca del valor creciente que el acceso a la información tiene entre la política y la sociedad.Cualquier periodismo que se considere a sí mismo serio ha de prestarle atención a este ámbito, con su propia especificidad y sus propias herramientas. De las últimas hay paulatinamente más, también aptas para su utilización por quienes no son programadores.
Tiempo real e “hiperlocal”
El periodismo digital ya no conoce cierres de edición. El desarrollo del “live bloggin” lo demuestra. De esto puede beneficiarse el periodismo de datos, ya que está en condiciones de servir de filtro para las web a tiempo real: Twitter y Facebook son sismógrafos que miden el acontecer. Por ellos apuesta, por ejemplo, Yahoo, que planea revalorizar su cobertura de los mercados financieros con información del servicio StockTwits.
Del mismo modo que el momento gana en importancia en las web a tiempo real, la siempre global tecnología digital está volviendo prestarle atención al lugar en el que se encuentra el usuario. Eso lleva, a través de servicios como FourSquare, a una “gamificación” del día a día. Sin embargo, el acceso a datos, es decir, el recurso al open data, puede llegar a dotar al tan celebrado “hiperlocal” de información con un verdadero valor añadido. Aquí, un campo se le abre a los nuevos modelos narrativos y periodísticos.
El periodismo de datos tiene, no obstante, dos problemas básicos. Es complicado, requiere investigación y “computer literacy”, esto es, que el periodista sepa usar el ordenador e incluso posea conocimientos de programación. Lo que quiere decir que en las redacciones se requieren personas con el perfil de periodista de datos, que hagan de pioneras y medien entre redactores y programadores, que sean capaces de meterse en el papel de productores de artículos de datos. Esas personas no tienen necesariamente porqué saber programar, pero sí estar al tanto de lo que técnicamente se puede hacer y cuánto trabajo supone realizarlo, y ser capaces de transmitírselo a todos los implicados, incluida a la dirección editorial.
Falta de valentía en las editoriales
El segundo problema es aún más fundamental, y la pobre presencia en muchos países de fundaciones como las que en Estados Unidos llevan a cabo una intensiva labor de apoyo a las nuevas formas periodísticas es sólo una de sus manifestaciones: en el fondo, se trata de una cuestión cultural de falta de valentía en las editoriales y en las redacciones a la hora de experimentar con nuevos conceptos.
Por el contrario, se prefiere seguir adaptando al medio digital los formatos de la prensa escrita. O corriendo detrás del parloteo que genera el departamento de marketing de Apple o de los pronósticos de personajes como Rupert Murdoch. Según ellos, el Santo Grial del periodismo digital, el modelo clave, se encuentra tras el pay wall, el “muro de pago”.
Pero, ¿por qué no se opta en lugar de eso por el micropago, que a la industria del videojuego le funciona de manera grandiosa, en Flattr da tan buenos resultados y que en definitiva marca el camino hacia una cultura de la tarifa plana? En general, le haría bien a las casas editoriales y a las empresas de implicadas en este segmento el cuidar la infraestructura de la que extraen sus beneficios. Es decir, romper una lanza a favor de la libertad de información y de la neutralidad de la Red.
Automatización del periodismo
Quien se resista a creer en esta profecía, que le eche un vistazo al rasante crecimiento de las estadísticas en el periodismo deportivo, el predecesor del periodismo de datos. O que pruebe algún videojuego actual de fútbol y le preste atención a lo que dicen los mecanizados comentaristas.
Esta automatización es extensible a varios de los campos temáticos que hoy por hoy llenan páginas. Con frecuencia se trata de textos de agencias cortados a mano. ¿Por qué no puede ser un software el que elimine frases automáticamente? ¿Qué le queda entonces al periodista que no escribe reportajes, artículos de color, análisis o comentarios? Puede reorientarse hacia lo que ahora se precia llamar un “curador”, iniciar el viaje investigador en dirección a las montañas de datos, con el fin de desenterrar conexiones y preparar aplicaciones para la información recopilada.
En definitiva, no es más que el regreso digital a las virtudes del periodismo, que viven su renacer en un número creciente de equipos de investigación (en los que algunos ven encubiertas medidas de ahorro). O dicho de otra manera: 2011 va a ser un año emocionante para el periodismo digital.
En abril de 2010, Lorenz Matzat emprendió a través de netzpolitik.org la tarea de darle una definición al concepto de periodismo de datos. Además, este politólogo de profesión bloguea para el diario alemán Zeit Online sobre temas relacionados con los “datos abiertos” y escribe en datenjournalist.de sobre las nuevas formas del periodismo.
Traducción: Luna Bolívar
Foto: Anna Lena Schiller
1 comentario
Gregor | febrero 10, 2011
Hola, vi que utilizó una imagen de mi visualización en su artículo. Usted puede encontrar una versión interactiva en http://labs.vis4.net/parteispenden