Cómo pensar hoy, si uno es periodista
A los cambios que se están produciendo el periodista no debería responder basándose exclusivamente en lo que le gusta y lo que no le gusta. La cuestión de la relevancia es mucho más importante, y también la pregunta de cómo puede beneficiarse el periodismo de las posibilidades que le ofrece Internet. Las condiciones en las que se desarrolla esta profesión han cambiado, y la transformación exige nuevas formas de pensar. A continuación, presentamos siete consejos para los comunicadores que quieran continuar siguiéndole el ritmo a los medios:
1. Constrúyete tu propia agencia de noticias
No busques voces relevantes sólo por los canales tradicionales. Las noticias de última hora no siempre llegan a través de las agencias o de las marcas mediáticas clásicas. Twitter, Facebook y blogs pueden ser interesantes fuentes de información alternativas. Son serias y poco serias como cualquier otra, es decir, que deben verificarse. Por eso merece la pena construirse un “círculo social” de confianza. Cómo hacer esto de manera eficiente lo demostró el periodista de la NPR Andy Carvin con su cobertura de los sucesos en el norte de África. Los medios sociales están repletos de expertos en todo tipo de temas.
2. Busca el diálogo de igual a igual con los usuarios
A muchos periodistas la autocrítica les sigue resultando una tarea difícil. Recuerda que un poco de humildad nunca viene mal: de ella, el periodista sólo puede sacar provecho. Los comentarios de los usuarios contienen con frecuencia observaciones interesantes que a veces llevan a descubrir temas nuevos o agujeros en la investigación. El intercambio con el público contribuye, además, a reforzar los vínculos entre los lectores y el medio.
3. Aprovecha la sabiduría de tus lectores
Jay Rosen, uno de los gurús del periodismo digital, dijo una vez: “lo más valioso que tiene el New York Times es su nombre y su reputación. Su segundo bien más preciado es el talento y la experiencia de sus empleados. La tercera cosa de mayor valor que ‘posee’ es el conocimiento y la sofisticación de sus usuarios”. Entre los lectores de este periódico se encuentran especialistas de todos los colores: abogados, médicos, profesores, empresarios. Sus conocimientos técnicos en ciertos ámbitos superan con frecuencia a los de los periodistas. Y los usuarios se encuentran muchas veces allí donde el periodista no puede estar. Aprovecha la sabiduría de tus lectores. Practica el crowdsourcing: lo bien que puede llegar a funcionar lo sabe mejor que nadie el Guardian.
Un ejemplo fenomenal de este concepto de repartir tareas lo ofreció el diario británico cuando le pidió a sus lectores ayuda a la hora de estudiar las dietas facturadas por los diputados del país.
4. Sé transparente
En su análisis acerca de por qué en la era de Internet la idea de la objetividad ha quedado anticuada, David Weinberger llega a la conclusión de que la transparencia es la nueva objetividad.
En el mundo enlazado, los periodistas ya no se ganan la confianza del lector asegurando simplemente con su ética profesional la veracidad de lo que escriben. Ésta la logran mucho más poniendo abiertamente sobre la mesa cómo han llegado a una posición determinada. De esto forma parte el enlazar en lo posible a fuentes relevantes.
5. Tu función es administrar
En la sobreabundancia informativa, tu labor es la de ejercer de manager del constante flujo de datos sirviéndote de filtros (buscadores, medios sociales, servicios de noticias). El periodista de hoy debe ser capaz de abrirse camino entre la corriente; es este trabajo administrativo de extraer información confiable y relevante el que le está reservado al periodismo moderno. Y para poder ejercerlo, hay que ser consciente de que los filtros automáticos otorgan a menudo resultados deformes. Aquí resulta recomendable tener presente la teoría del “Filter Bubble2”, de Eli Pariser.
6. Entiende el periodismo como un proceso
En Internet, el cierre de redacción no existe. Al contrario que el “periodismo de producto”, el “periodismo de proceso” parte de que las historias carecen de un final concreto. Es lo que Alan Rusbridger, el redactor jefe de Guardian, define del siguiente modo: “un reportero puede decidir no contar todos los aspectos de una historia, pero sí colgarlos en un blog. El blog no tiene que narrar en el sentido clásico: puede enlazar a otros artículos y a otras fuentes de información. Minutos después de su publicación, la mayoría de los textos se van a ver enfrentados al desafío de tener que ampliarse, clarificarse o corregirse. Cómo reaccionemos a este reto es una cuestión de importancia básica. Y así es como una historia puede no tener un final determinado. La pieza de periodismo resultante es más fluida que sus predecesoras. Recuerda más al mundo real, en el que pocas veces existen cortes claros y eventos con una sola versión narrativa y un final categórico”.
El periodismo se entiende aquí como un work in progress, en el que se debe implicar al lector lo antes posible. Por eso, no es necesario que el tiempo invertido en twittear o postear en un blog sea excesivo. Todo lo contrario: un blog no puede ser más que un cuaderno de notas público que ayuda al periodista a ampliar sus conocimientos, reforzar sus capacidades y recopilar sugerencias entre los usuarios.
7. Cuenta las historias usando más de un canal
La radio vive, la televisión también y los periódicos no han muerto todavía. Internet no significa el fin de los medios tradicionales, amplía simplemente las posibilidades disponibles a la hora de contar cosas. Quien tenga interés en que sus historias lleguen al público, hará uso de esas posibilidades.
Es importante preguntarse por los canales a utilizar: tiene sentido abrir un blog durante la investigación, merece la pena implicar a los usuarios a través de los medios sociales, cómo voy a presentar finalmente mi reportaje en la Red.
En este último aspecto, el procesamiento visual debe jugar un papel fundamental. Internet es un medio que entra principalmente por los ojos, lo que no quiere decir que los vídeos sean indispensables. Lo visual empieza en el texto mismo: la larga retahíla no tiene porqué ser siempre. Se puede, por ejemplo, recurrir a un “pro y contra”, a un texto tipo pregunta-respuesta, a una cronología, etc. Un ejemplo de cómo sacarle provecho a la fuerza de la fotografía lo ofrece el ya muy copiado formato del Bosten Globe Big Picture. Cada vez más relevancia adquiere la visualización de las secuencias de datos. Aquí se están forjando nuevos campos profesionales, en los que programadores y periodistas se sientan a una misma mesa.
Internet le ofrece a los periodistas espacio libre y opciones de creatividad. Por eso, ante cada reportaje hay que plantearse de nuevo la misma pregunta: ¿existen una forma mejor, más visual, de contar esta historia?
Steffen Leidel
Traducción: Luna Bolívar
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