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Periodismo de calidad en la era digital

Documental web… ¿qué es eso?

Toda una generación de jóvenes autores ve en las historias interactivas las puertas abiertas hacia una nueva forma de contar, además de la panacea a la hora de conquistar al público del mañana, criado en Internet y crecido en un mundo multimedia. Es cierto que cada vez son más los que se interesan por los documentales web. Pero, ¿qué se entiende exactamente bajo este término?

¿Qué es un documental web?

Documental web, webdoc, película interactiva, iDoc, documental multimedia: la simple variedad de nombres es una clara muestra de la falta de unidad de criterio acerca del género. Sintetizando, puede decirse que se trata de historias contadas siguiendo un estilo documental pero que se publican en Internet. Éstas no se plantean, producen ni divulgan siempre de igual forma, pero comparten ciertas características:

Nuevo papel del espectador

Quien mira un documental web ya no es un mero espectador. La trama le ofrece la posibilidad de elegir, de manera que incide directamente sobre ella. Su nuevo papel se sitúa entre la audiencia y el autor, entre la pasividad y la actividad, y el webdoc sólo funciona si el usuario está dispuesto a asumir ese rol.

Narración multimedia

En un documental web cabe todo: videos, audioslideshows, galerías de fotos, textos, sonidos, infografías, mapas, visualización de datos, ilustraciones o entrevistas tradicionales… Sus posibilidades narrativas carecen de límites. Estas películas son multimedia en el sentido más puro.

Trabajo en equipo

La variedad de opciones narrativas obliga al mismo tiempo a implicar a múltiples especialistas. Los webdocs nacen del trabajo en equipo. Junto al autor, participan desde el principio en la creación del film un diseñador clásico, un diseñador web, un grafista, un fotógrafo, un programador… Como diría el productor Peter Wintonick: “un documental web es una sinfonía o al menos un concierto de música de cámara con compositor y director, artistas y público, todos contribuyendo a la melodía”.

Opciones participativas

Los documentales web parten de que el espectador se implique y ofrecen como mínimo la posibilidad de debatir, colgar fotos propias, concursar, elegir, etc. En el mejor de los casos, un documental web sigue constituyendo años después de su publicación una comunidad o una plataforma activa dedicada a un tema determinado.

¿Quién hace documentales web?

Los autores de documentales web son viejos zorros del género en su vertiente tradicional (para la pequeña o gran pantalla) o fotógrafos que exploran nuevas formas de contar, además de gran cantidad de jóvenes autores que han crecido con Internet. Sobre todo las escuelas de periodismo galas apuestan fuerte por las historias interactivas. En Francia, las clases de webdoc experimentan un verdadero boom.

¿Cómo se producen documentales web?

La principal diferencia con los documentales clásicos es que para los web se necesita programar, una tarea difícil y cara. En la producción de Jour de Vote se invirtieron 12 días de rodaje y 20 de programación. Ésta corre por lo general a cargo de un especialista externo, que sólo puede hacer su trabajo si recibe un concepto absolutamente detallado. Menos complicado (aunque también menos profesional) resulta hacerlo uno mismo: klynt, 3webdoc y djehouti son algunos programas disponibles en el mercado que permiten a los no informáticos iniciarse en el mundo de los documentales web.

¿Cómo se ha desarrollado este género?

El Festival de Cine Real 2002 del parisino Centro Pompidou se considera el lugar en el que se escuchó hablar por primera vez del webdoc. Tres años más tarde, en 2005, Upian -la productora en torno a Alexandre Brachet- estrenó La cite des mortes, Ciudad Juárez, el primer documental que desde una perspectiva actual cumple con todas las características del género web. Thanatorama, de 2007, sigue estando considerada una piedra angular en este tipo de películas. El film es un oscuro viaje de la morgue al crematorio y desde allí al cementerio, que el espectador debe emprender activamente. “Usted está muerto, ¿quiere saber lo que va a suceder con su cuerpo?”, es la pregunta inicial. Quien cliquea que “no”, regresa a la portada de Google.

En 2008, la cadena germano-gala Arte presentó Gaza-Sderot, un documental web acerca de la vida entre de la Franja de Gaza e Israel, en el que la frontera que separa ambos territorios compone el elemento de continuidad en todos los niveles del menú y las posibilidades de elección. Ese mismo año, la productora francesa Honkytonk sacó al mercado Voyage au bout du charbon, la primera historia interactiva que utilizó el aspecto y la lógica de los juegos de computadora. El usuario recorre el planeta y puede elegir a dónde le lleva la expedición. Muchos otros se servirán de aquí en adelante de este estilo, también Deutsche Welle lo hace.

2010 está considerado el año en el que el las historias interactivas lograron su eclosión definitiva. Prision Valley, también de Arte, fue el primer webdoc en conquistar al gran público. Sólo en los ocho meses posteriores a su salida al ciberespacio, el portal recibió hasta 600.000 visitas. “Prision Valley” tiene en su haber todos los premios importantes de este campo y es aún hoy una referencia. En 2011, NFB produjo Welcome to Pine Point, un documental a medio camino entre el libro, el álbum de fotos y el film, y Bear 71, que catapulta al espectador a un mundo virtual sin darle ningún tipo de indicación.

¿Cuánta interactividad se necesita?

Al contrario de lo que pudiera pensarse, los documentales web de más éxito suelen ser bastante lineales y evitan ofrecer excesivas posibilidades de elección. La interactividad sólo debe aplicarse cuando aporta realmente algo a la historia. Lo que el diseñador de juegos de computadora Florent Maurin llama un “tsunami de información” -un exceso de opciones que lleva al usuario a temer estar perdiéndose pedazos de la historia- es veneno para cualquier webdoc. Mantener la atención del espectador frente al monitor es difícil: un poco de aburrimiento o de confusión y nos abandona con un simple pulso de ratón.

Simon Bouisson, de Jour de Vote, resume así el nivel idóneo de interactividad: “lo mejor es que el usuario vago entienda lo que sucede con unos pocos clicks y el usuario activo pueda jugar con el contenido. Pero no por el sólo hecho de encontrarnos en Internet tenemos que despedazar la trama y hacerlo todo elegible; con eso lo único que conseguimos es que el público pierda el hilo”.

¿Hacia dónde apuntan los webdoc del futuro?

La tendencia va al “menos es más”. Aun con toda la interactividad practicable, Internet no va a cambiar la dramaturgia básica de una historia, y ésta tiene un principio y un final. Seguramente, en el futuro se introducirán posibilidades de elección mucho más conscientemente y los aspectos lineales ganarán en importancia, aunque el alemán Florian Thalhofer, quien desde el Instituto Korsakow propaga el “fin de la linealidad”, esté convencido de lo contrario.

“La interactividad hay que reinventarla en cada ocasión”, sostine Alexander Knetig, de Arte. El canal es uno de los principales productores y una de las plataformas más importantes en el ámbito de los formatos interactivos. Cada año, recibe cientos de propuestas para nuevos documentales web, aunque sólo siete u ocho llegan a realizarse. Una de las últimas ha sido Alma, hija de la violencia, que en sólo unos días fue cliqueada cientos de miles de veces. En este webdoc, la interactividad se reduce a que el usuario puede elegir con el ratón (o con el dedo en la tableta) si quiere con ver fotos y videos durante la entrevista en la que Alma narra su historia. Una solución bastante sencilla, pensada especialmente para satisfacer las necesidades de los usuarios de tablets.

Y ésa es otra de la peculiaridades que se vilumbran en el mañana de los documentales web: es probable que para entonces ninguna producción de peso sea capaz de sobrevivir sin aplicación. El mundo que abren las pantallas táctiles de tabletas y smartphones es demasiado atractivo para ser ignorado. En general los pronósticos para los formatos digitales son buenos.

¿Cómo se financian los documentales web?

Encontrar financiación para las historias interactivas sigue siendo complicado: éste es otro de los elementos comunes. La programación encarece la producción, y el interés del público sigue siendo reducido. Hoy por hoy, una cosa resulta innegable: ¡con los documentales web no se gana dinero!

Ése es el motivo de que los webdocs suelan estar concebidos para utilizarse en múltiples medios, múltiples veces. Alma, hija de la violencia es un buen ejemplo de esto: además del web existe un documental convencional, una aplicación, un libro y una exposición. La presencia de estos formatos en las redes sociales se sobreentiende.

¿Qué hay que leer y cómo estar al tanto de los avances?

Una visión amplia sobre el tema con aportaciones de autores destacados la ofrece el libro Webdocs… a survival guide for online filmmakers. La obra contiene entre otras cosas consejos a la hora de buscar financiación.

¿Cuándo y por qué conquista al público un documental web y cómo dosificar la interactividad? Sobre esto ha meditado y llegado a algunas conclusiones interesantes el diseñador de juegos de computadora Florent Maurin. Y precisa es la definición científica de Arnau Gifreu en The interactive documentary. Definition proposal and characterization of the new emerging genre.

Más allá de lo descrito, aquí una lista en Twitter que incluye contactos útiles.

Philipp Barth es videoperiodista y blogger de webdoku.de, un prestigioso portal alemán dedicado a las historias interactivas. Además, es coautor del documental web Yunnan Export y en estos momentos cursa la formación profesional de Deutsche Welle.

Philipp Barth
Traducción: Luna Bolívar

Date

diciembre 21, 2012

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